Transforme los conflictos a partir de la oración
1.- Lectura Bíblica: Números 11:1-3
2.- Versículo para memorizar:
“Así que el pueblo pidió ayuda a gritos a Moisés, y cuando él oró al Señor, el fuego se apagó.” (Números 11:2. NTV)
3.- Reflexión en la Palabra de Dios:
Si hay algo de lo que no estamos exentos los seres humanos es de los problemas. Muchos de ellos, motivados por nuestras acciones equivocadas; otros, ajenos a nuestra voluntad. Pero unos y otros tocan a nuestra puerta y amenazan con robarnos la paz personal y familiar. El secreto está en saber manejarlos. Es un proceso, a veces lento, que aprendemos a partir de la dinámica del acierto error.
¿Qué hacer frente a los problemas? Al menos 5 pasos, si tomamos como punto de partida las Escrituras:- No dejarnos arrastrar por las circunstancias
- No dimensionar los problemas y convertirlos en gigantes, sin que lo sean
- Esperar a serenarnos antes de reaccionar
- Reconocer que muchos de los problemas, así los hayamos provocado, no los resolveremos en nuestras fuerzas
- Desarrollar fe y confianza en Dios y acudir a Él en busca de ayuda
¿Qué hacer si los problemas los provocamos nosotros? Ocurre con frecuencia. Desencadenamos dificultades por no saber ni pensar ni actuar. El pueblo de Israel vivió una situación crítica cuando atravesaba el desierto. Como era usual en muchos de ellos, a pesar de las enormes bendiciones de Dios, murmuraron contra Él.
En la Biblia leemos: “Poco después el pueblo comenzó a quejarse de las privaciones que enfrentaba, y el Señor oyó todo lo que decían. Entonces el enojo del Señor se encendió contra ellos y envió un fuego que ardió entre ellos y destruyó a algunos en las afueras del campamento. Así que el pueblo pidió ayuda a gritos a Moisés, y cuando él oró al Señor, el fuego se apagó. Después, ese lugar fue conocido como Taberá (que significa «lugar del fuego que arde»), porque el fuego del Señor ardió allí entre ellos.” (Números 11:1-3. NTV)
La ruta es clave. Lo primero que hicieron fue identificar que estaban ante una situación producto de su pecado; segundo, reconocieron que no tenían capacidad para resolver el asunto, al menos no en sus capacidades humanas porque no había agua en el desierto; tercero, buscaron ayuda en Moisés, a través de la oración; cuarto, pese a su tozudez, vieron la mano de Dios obrando en respuesta a la oración, y quinto, recordarían siempre que sus errores traían consecuencias. Por supuesto, volvieron a fallar, pero Taberá, el lugar donde se produjo el incendio, se recuerda hasta hoy.
La oración puede cambiar el curso de nuestras vidas y el de las personas que amamos, cuando como consecuencia de nuestros errores o de manera involuntaria de actuar, nos vemos abocados a las complicaciones.
Dios nos ayuda con poder si depositamos nuestra fe y confianza en Él. Pero, por supuesto, debe haber en nosotros un cambio de actitud. Es fundamental si queremos resolver los conflictos alrededor, asistidos por Su mano poderosa.
No podríamos terminar sin antes invitarle para que tome la mejor decisión de su vida. Reciba a Jesucristo en su corazón como su único y suficiente Salvador. Es la mejor decisión que podemos tomar. Si lo hacemos, emprendemos el maravilloso proceso de cambio y crecimiento a nivel personal, espiritual y familiar como siempre lo hemos anhelado. Reciba hoy a Jesucristo en su corazón…
4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a.- ¿Qué hago cuando enfrento problemas en mi vida personal y familiar?
b.- ¿Admito que muchos de los problemas de mi cotidianidad son producidos por el orgullo o la insensatez?
c.- ¿Tengo la humildad suficiente para reconocer que fallé?
d.- ¿Busco ayuda de Dios para resolver los problemas?
Desde hoy, ¿seguiré luchando en mis fuerzas o en las de Dios para resolver los problemas?
Publicado en: Devocionales Diarios
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