El adversario espiritual conoce cuáles son nuestras debilidades y crea el escenario para que nos veamos inclinados a satisfacer los deseos. Por ejemplo, Jesús tenía hambre y Satanás lo tentó a cambiar las piedras en panes. No es pecado tener hambre. Pero Satanás le tienta a satisfacer su hambre en una manera equivocada. La tentación es [...]