Póngase las alas espirituales para volar muy alto
1.- Lectura Bíblica : Salmos 18: 28 29.
2.- Versículo para memorizar :
“Pues contigo aplastaré ejércitos, y con mi Dios escalaré murallas.” (Salmos 18: 29. LBdLA)
3.- Reflexión en la Palabra de Dios:
Para quienes no están familiarizados con la aeronáutica, el nombre de Yves Rossy puede sonarles desconocido. A él se atribuye la construcción de unas alas a reacción que se sujetan a la espalda, con las que logró volar.
Muchos consideran a este inventor, nacido en 1959, como la materialización moderna de Ícaro. ¿Lo recuerda? Es parte de la mitología griega. Su padre Dédalo, fabricó unas alas para huir del peligro. Él le había advertido, sin embargo, que no volara demasiado alto ni demasiado bajo.
No obstante las advertencias de su padre, Ícaro fascinado por lo maravilloso del vuelo se elevó por los aires y se acercó demasiado al sol.
El calor derritió la cera que sostenía sus alas, por lo que las perdió. El desdichado y temerario joven acabó precipitándose en el mar, donde murió.
Volviendo a Yves Rossy, creó el artefacto que permite vuelos estables y prolongados con velocidades de hasta 300 kilómetros por hora. Para volar, se vale de una aeronave que lo lleve a las alturas. Para aterrizar se ayuda con un paracaídas.
Las alas fueron construidas con fibra de carbono, y tienen una envergadura de 2,4 metros. Son propulsadas mediante 4 pequeños motores que utilizan queroseno como combustible.
Este inquieto piloto despierta admiración por sus experimentos. Su primer intento con éxito sucedió el 24 de junio de 2004, cerca de Ginebra, Suiza. Desde entonces Yves ha realizado con sus alas más de 30 vuelos.
No puedo negarle que me llamó la atención esta nota que encontré en el periódico porque la mayoría de los seres humanos anhelamos volar, llegar muy alto, que no haya límites.
Espiritualmente es posible llegar muy lejos, alcanzar grandes alturas, elevarnos a un nuevo nivel. Lo hacemos cuando desarrollamos intimidad con Dios. Él nos permite conocer siempre lo que son las cumbres, los puntos más elevados.
El rey David demostró que conocía este secreto cuando escribió: “Tú enciendes mi lámpara, oh SEÑOR; mi Dios que alumbra mis tinieblas. Pues contigo aplastaré ejércitos, y con mi Dios escalaré murallas.” (Salmos 18: 28 29. LBdLA)
Desarrollamos intimidad con Dios a través de la oración, del estudio sistemático de la Biblia y cuando le permitimos que cambie nuestra forma de pensar y de actuar, nos lleva a volar siempre a nuevas alturas. ¡No hay límites si avanzamos tomados de Su mano!
Cuando Él es quien gobierna nuestro vuelo, le sometemos los planes y proyectos que concebimos en el corazón y experimentamos cambios a nivel personal, familiar y en donde quiera que nos desenvolvamos.
Sin embargo, llegar a nuevas alturas es posible cuando nos rendimos a Su voluntad. Él lo hace posible. Nos permite ser vencedores y, de paso, ser transformados. Ábrale hoy su corazón a Jesucristo y comience ese maravilloso viaje que lo llevará siempre a nuevos niveles.
4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a.- ¿Cómo anda su relación con Dios?
b.- Ahora, ¿cómo anda en relación con sus sueños y proyectos? ¿Acaso se dejó arrastrar por la derrota?
c.- Cuando lee textos como Salmos 18: 28 29, ¿qué enseñanzas toma para su vida?
d.- ¿Desea retomar hoy los planes y proyectos que abandonó en el baúl del olvido?
e.- ¿Está dispuesto a desarrollar intimidad con Dios para llegar a nuevas alturas?
Publicado en: Devocionales Diarios
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