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Persista en oración hasta que Dios responda

Persista en oración hasta que Dios responda

1.- Lectura Bíblica: Efesios 6:18; 1 Tesalonicenses 5:17

2.- Versículo para memorizar:

“Mis ojos estarán abiertos y mis oídos atentos a cada oración que se eleve en este lugar.” (2 Crónicas 7:15. NTV)

3.- Reflexión en la Palabra de Dios:

Sólo quienes perseveran, llegan a la meta. Únicamente quienes se fijan una meta, y persisten en ella, pueden ver el final de su historia. ¿Ha pensado en eso? Probablemente no solo lo pensó sino que lo ha experimentado.

El centro del asunto es la persistencia. La persistencia es la que marca la diferencia en la vida de muchas personas. El apóstol Pablo que conocía la importancia de este principio, escribió: “Manténganse alerta y sean persistentes en sus oraciones por todos los creyentes en todas partes.” (Efesios 6:18 b. NTV)

En otra de sus célebres cartas, la que dirigió a los creyentes de Tesalónice, les anima: “Nunca dejen de orar.” (1 Tesalonicenses 5:17. NTV)

Si estamos pidiendo la intervención de Dios, si deseamos que lo imposible se haga posible, debemos perseverar, permanecer, no darnos por vencidos fácilmente. Sólo de esta manera podremos ver de qué manera las circunstancias cambian y lo que jamás pudimos siquiera imaginar, se vuelve realidad.

Cuando oramos, lo hacemos por algo grande. Exaltamos a Dios, que es el Ser más maravilloso que jamás podamos concebir; pedimos por la salud, cuando los médicos dijeron: “Llegamos al límite de lo que puede hacer la ciencia.” Oramos por la restauración del matrimonio, cuando hay crisis o quizá por mejorar la relación con los hijos. Siempre es por algo grande. Y Dios responde en grande. Él es un Dios de milagros.

¿Cómo comienza el cambio de las circunstancias? A partir de la oración. El Señor Jesús enseñó: “Y te daré las llaves del reino del cielo. Todo lo que prohíbas en la tierra será prohibido en el cielo, y todo lo que permitas en la tierra será permitido en el cielo.” (Mateo 16:19. NTV)

Cuando doblamos rodilla en oración, comienza a manifestarse la grandeza del Señor. Él nos oye y atiende nuestro clamor. No batallamos en nuestras fuerzas, sino que libramos las grandes guerras en oración, y Dios atiende lo que piden aquellos que confían plenamente en Él. Libera milagros donde consideramos que podría ser imposible.

Si oramos y los milagros ocurren, ¡cuánto más cuando un grupo de creyentes nos ponemos de acuerdo con interceder!

Nuestro amado Salvador Jesucristo enseñó este principio a una multitud y a nosotros hoy: “También les digo lo siguiente: si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra con respecto a cualquier cosa que pidan, mi Padre que está en el cielo la hará. Pues donde se reúnen dos o tres en mi nombre, yo estoy allí entre ellos.” (Mateo 18: 19, 20. NTV)

Es tiempo de re-evaluar la oración. Mirar con detenimiento qué lugar ocupa en nuestra vida, si de verdad sacamos tiempo para elevar nuestra voz delante del Padre celestial, y si somos participantes de grupos de oración donde se mueve el fuego de Dios, el poder ilimitado que obra milagros.

Si deseamos impactar el mundo físico desde la dimensión espiritual por medio de la oración, es tiempo de actuar. No basta solo con leer buenos libros sobre la dinámica de la oración, sino hacerlo, comenzar a orar desde hoy.

El autor cristiano, Myles Munroe, escribe:
“… la oración no es una opción para la humanidad sino una necesidad. Si no oramos, el cielo no podrá interferir en los asuntos terrenales. Es de suma importancia que tomemos responsabilidad por la tierra y que determinemos lo que ocurre aquí por medio de nuestra vida de oración.” (Myles Munroe. “Entendiendo el propósito y el poder de la oración”. 2013. Whitaker House editores. Pg. 14)
Tenga presente que es por medio de la oración que hacemos que las cosas ocurran. Es una decisión que tomamos hoy pero que impactará nuestra vida siempre. ¡Podemos lograr que lo imposible se haga posible! La decisión está en nuestras manos. Hoy, ahora, es el momento para tomar la decisión.

No podría despedirme sin antes invitarle para que tome la mejor decisión: abrirle las puertas de su corazón a Jesucristo. Él perdona nuestros pecados y nos permite experimentar una nueva vida de cambio y crecimiento permanente. Reciba hoy a Jesús como su Señor y Salvador.

4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:

a.- ¿Qué significa la oración para usted y para su vida?

b.- ¿Cuánto tiempo dedica diariamente a la oración?

c.- ¿Qué es lo que generalmente le impide orar?

d.- ¿Desea que su vida de oración cambie a partir de hoy?

e.- ¿Qué decisión tomo en mi vida personal respecto a la oración?

Publicado en: Devocionales Diarios


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