Hay una puerta abierta: comience una nueva vida
1.- Lectura Bíblica: Job 19:25-27
2.- Versículo para memorizar:
“Yo mismo lo veré; así es, lo veré con mis propios ojos. ¡Este pensamiento me llena de asombro!” (Job 19: 27. Nueva Traducción Viviente)
3.- Reflexión en la Palabra de Dios:
Regresó a casa sonriente aunque demacrada, con pasos lentos como los de quien no quiere llegar a ninguna parte; nadie podía creerlo porque Brenda Heist estaba muerta…
Su historia comenzó una mañana de 2002. Como de costumbre, Heist sacó la cena del congelador, planchó algo de ropa y llevó a la escuela a sus dos hijos, una niña de 8 años y un niño de 12. Fue a última actividad más conocida. Minutos después se fue tras un grupo de personas sin hogar que estaban viajando hacia Florida.
Producto de la desesperación, dijeron algunos. Otros aseguraron que una mal manejada vocación de hippie. A todos les dolió mucho. La apreciaban. En cambio para ella era una etapa difícil ya que se estaba divorciando de su esposo, sin mayos espaviento. Lo grave es que el Estado le había notificado que no recibiría subsidio de vivienda.
Inicialmente investigaron al marido por sospecha de asesinato, pero los detectives terminaron por exonerarlo.
Lee Heist, su marido, emprendió su búsqueda; una labor incesante. Tras años después, dándose por vencido, pidió a un Tribunal en el Condado de Lancaster, Pennsylvania, que declarara oficialmente muerta a Brenda.
Las autoridades respondieron positivamente a su pedido porque para que alguien sea declarado muerto en ausencia, esa persona deber haber abandonado su vida y sus responsabilidades durante un largo periodo de tiempo.
¿Comprende ahora porque sus familiares no podían creerlo tras verla, a sus 54 años, y saber que ante el Estado y el mundo está muerta, pero todo parece indicar que sigue viva?
La mujer le explicó a las autoridades que durante años durmió en la calle y que se alimentaba de lo que encontraba en la basura. Compartió la vida con indígenas. Ahora quiere re-emprender una vida en familia.
Es probable que usted comparta algo en común con la historia que asiste a infinidad de personas que están muertas aun cuando parecen vivas. Son reales y se desenvuelven en nuestro mundo hoy, pero espiritual y anímicamente están muertas.
Job, uno de los patriarcas de la antigüedad, cuando creyó que todo había terminado, que le abandonaron sus amigos y la enfermedad que padecía amenazaba con llevárselo a la tumba, tuvo fuerzas para escribir: “Pero en cuanto a mí, sé que mi Redentor vive, y un día por fin estará sobre la tierra. Y después que mi cuerpo se haya descompuesto, ¡todavía en mi cuerpo veré a Dios! Yo mismo lo veré; así es, lo veré con mis propios ojos. ¡Este pensamiento me llena de asombro!” (Job 19:25-27. Nueva Traducción Viviente)
Reconoció que no todo estaba perdido. Aún había esperanza. Es la misma invitación que le hago ahora: Piense que todo puede ir mejor. Usted no está solo aun cuando se vea rodeado de silencio en su habitación. ¡Dios está a su lado y desea ofrecerle una nueva oportunidad. Él no le obligará a abrirle la puerta. Desea que usted misma la abra.
Si se decide a vivir, tenga la plena certeza que este puede ser el comienzo de una nueva existencia. Si le abre las puertas de su corazón a Jesucristo, podrá emprender ese maravilloso camino hacia el crecimiento personal y espiritual que tanto ha anhelado.
Piense en su familia. Probablemente hay crisis. Siente que todo va camino al abismo debido a su relación con el cónyuge o con los hijos. Pero, ¡Todavía hay esperanza! El Señor Jesús nos ofrece la oportunidad de imprimirle cambios a nuestra relación familiar. Basta que entreguemos en Sus manos lo que estamos viviendo, y Él obrará.
4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual :
a.-Siente que no hay esperanza para su vida?
b.- ¿Le desanima sentirse caminando en un laberinto sin salida?
c.- ¿Considera que llegó el momento de renunciar a todo?
d.- ¿Concibió alguna vez la posibilidad de no seguir luchando en la vida?
e.- Hoy es el día para entregar todos nuestros problemas en manos del Señor.
“Reconocemos Señor Jesús que ha habido momentos en que, como familia, hemos pensado en renunciar a todo y no seguir dando pasos— tomados de Tu mano— hacia una mejor relación entre todos. Perdónanos cuando hemos sido negligentes y ayúdanos, con tu poder, a emprender hoy una vida de victoria en nuestro hogar. Sometemos nuestra familia en Tus manos y te pedimos que nos gobiernes, en pensamientos y acciones. Amén”
Publicado en: Devocionales Diarios
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