Ejerza una influencia transformadora para la familia
1. Lectura Bíblica: Mateo 5.13
2. Versículo para memorizar:
“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal sí desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.” (Mateo 5:13)
3. Reflexión en la Palabra de Dios:
No sé en qué momento, pero un fin de semana me dejé convencer por mi familia para desconectarme por espacio de tres días de la iglesia, del computador, del teléfono, de todo menos— por supuesto— de Dios y de mi vieja Biblia. En una de las excursiones buscando una pozeta natural de agua cristalina, debimos subir y bajar montañas por una hora.
Caí varias veces. Me embarré y terminé el recorrido lleno de lodo hasta las orejas. De regreso, me llamó la atención que la lluvia no había borrado las huellas de mis zapatos deportivos ni los de mi esposa y mis hijos. Huellas. Ese punto me marcó.
¿Se ha preguntado qué tipo de huellas deja en su esposa, sus hijos y las personas que le rodean? Piénselo por un instante. Es probable que esa reflexión le lleve a aplicar cambios en su vida, con ayuda de Dios.
El Señor Jesús lo sintetizó con las siguientes palabras: “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal sí desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.” (Mateo 5:13)
Permítame citar lo que enseña el reverendo Charles Stanley, reconocido autor y conferencista internacional: “A todos nos gustaría ser recordados como personas que dejaron una huella buena y duradera en las vidas de los demás. El problema es que tendemos a ser tan egocéntricos, que pocas veces impactamos positivamente a quienes están más cerca de nosotros."
Nuestro éxito en influenciar las vidas de los demás, dependerá de nuestra condición espiritual. Pues lo que le interesa a nuestro Padre celestial, es el impacto espiritual que tengamos sobre otros.
Para ilustrar la influencia que debemos tener en los demás, el Señor Jesús utilizó el ejemplo de la sal, un producto casero familiar que altera a todo lo que toca.
El Señor enseñó que la sal debe mantener su pureza e integridad para tener un efecto duradero. De la misma manera, nosotros debemos conservar nuestra pureza amando las cosas de Dios, en vez de amar las cosas de este mundo (1 Juan 2.15). Para que así, cuando las personas vean nuestras vidas transformadas, sean influenciadas poderosamente.
La sal da gusto a la comida y la preserva. Cuando la rociamos sobre algo sin sabor, la comida se vuelve mucho más agradable. De la misma manera, estamos llamados a dar sabor a las vidas de las personas que nos rodean, utilizando nuestras acciones y nuestras palabras para dirigir su atención a Cristo. La sal no se transforma a sí misma. Ella mejora solo lo desabrido o carente de sabor verdadero.
Nunca olvide que usted tiene la capacidad de influenciar a los demás, ya sea para bien o para mal. Puesto que somos seguidores de Cristo, nuestra tarea es dar sabor al mundo, de modo que sea impactado de maneras positivas que honren a Dios.
Que no pase este día sin que haya tomado la mejor de su vida: recibir a Jesucristo como su Señor y Salvador. Hoy es el día.
4. Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a.- ¿Está experimentando crecimiento personal y espiritual?
b.- ¿Qué ha impedido su crecimiento personal y espiritual?
c.- ¿Depende de Dios o de sus propias fuerzas para crecer?
d.- ¿Qué hace cuando hay tropiezos en su proceso de crecimiento?
En adelante y con ayuda de Dios, daré pasos firmes hacia el crecimiento personal y espiritual.
Publicado en: Devocionales Diarios
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Un consejo oportuno con fundamento en la Biblia.