Dios nos transforma a través de los conflictos
1.- Lectura Bíblica: Mateo 12:34-37
2.- Versículo para memorizar:
“… lo que está en el corazón determina lo que uno dice. Una personas buena produce cosas buenas del tesoro de su buen corazón, y una persona mala produce cosas malas del tesoro de su mal corazón. Les digo lo siguiente: el día del juicio tendrán que dar cuenta de toda palabra inútil que hayan dicho. Las palabras que digas te absolverán o te condenarán.” (Mateo 12:34-37. Nueva Traducción Viviente)
3.- Reflexión en la Palabra de Dios:
Si preguntamos a Dios cuál es su voluntad cuando atravesamos problemas, nos responderá categóricamente que su propósito es que los enfrentemos y no que salgamos corriendo, con lo que además de permanecer allí, lo más probable es que las dificultades adquieran una nueva dimensiones y terminen por complicarse.
Si tenemos fe en nuestro amado Padre celestial, podremos abordar cualquier inconveniente con el convencimiento de que alcanzaremos la victoria. ¿De qué manera? Obrando como Abraham quien creyó en Dios. Él estaba convencido— como debemos estarlo nosotros— que el Señor “… crea cosas nuevas de la nada.” (Romanos 4:17 b. Nueva Traducción Viviente)
En todo el proceso debemos evaluar si con los labios confesamos fe negativa , es decir, “No se puede”, “Imposible”, “No resultará”; o por el contrario, una fe positiva que profesa: “Con ayuda de Dios este problema se puede resolver”.
Si encontramos que hay una actitud que proclama fracaso en medio de la adversidad, es necesario revisar qué guardamos en el corazón porque— sin duda— es lo que confesaremos con nuestras palabras.
El Señor Jesús enseñó: “… lo que está en el corazón determina lo que uno dice. Una personas buena produce cosas buenas del tesoro de su buen corazón, y una persona mala produce cosas malas del tesoro de su mal corazón. Les digo lo siguiente: el día del juicio tendrán que dar cuenta de toda palabra inútil que hayan dicho. Las palabras que digas te absolverán o te condenarán.” (Mateo 12:34-37. Nueva Traducción Viviente)
Haga ese auto examen con toda honestidad. Probablemente descubrirá que es usted y nadie más que usted, por su incredulidad, quien agrava los problemas y no les encuentra solución.
Dios no quiere que sigamos obrando bajo la óptica de la duda y la incredulidad, sintiendo cómo luchamos en nuestras fuerzas. No hacemos más que complicar la situación. Si por el contrario, tenemos fe que para Dios no hay nada imposible, encontraremos salida al laberinto.
Tenga presente que en medio de la sociedad en la que nos movemos, gobernada por el escepticismo, usted y yo vamos contra la corriente cuando andamos en la fe como vía para resolver las dificultades que nos asaltan con frecuencia.
4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a.- En el momento de enfrentar los problemas, ¿se desespera?
b.- ¿Cae en un estado de desespero del que no puede salir cuando hay problemas?
c.- ¿Entrega en manos de Dios los problemas?
d.- ¿Considera la oración un instrumento para descansar en Dios cuando hay problemas?
Desde hoy entregaré en manos de Dios mis problemas
Publicado en: Devocionales Diarios
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Un consejo oportuno con fundamento en la Biblia.