Dios ama la unidad familiar y nos ayuda a encontrar soluciones
1.- Lectura Bíblica: Génesis 2:22-24; 1 Corintios 7:28 b
2.- Versículo para Memorizar:
"Sin embargo, los que se casen en este tiempo tendrán problemas, y estoy tratando de evitárselos.” (1 Corintios 7:28 b - NTV )
3.- Reflexión en la Palabra de Dios:
La decisión de separarse la tomaron un domingo en la tarde, después de sostener una disputa por el manejo del presupuesto familiar. El hombre la acusaba de despilfarrar cada peso que llegaba a sus manos, mientras que la esposa se defendía diciendo que era un tacaño.
Palabras van, palabras vienen hasta que coincidieron en un punto: “Lo mejor es el divorcio”.
Es una frase que usted, si está casado, ha escuchado sinnúmero de ocasiones o, a su vez, ha pronunciado en numerosas oportunidades.
No obstante el arranque emocional que nos haya motivado a pronunciar ese tipo de sentencias como única vía para el entendimiento, el propósito eterno de Dios ha sido la unidad de la familia. Él mismo la creó y la mantiene, cuando le abrimos las puertas de nuestro hogar.
El autor del Génesis escribe: "Entonces el Señor Dios hizo de la costilla a una mujer, y la presentó al hombre. «¡Al fin! — exclamó el hombre—. ¡Esta es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Ella será llamada “mujer” porque fue tomada del hombre». Esto explica por qué el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo.” (Génesis 2:22-24. NTV)
A la pregunta en torno a si se puede ser feliz a nivel familiar en medio de los conflictos, la respuesta categórica es que sí. Dios ama — y de hecho desde siempre ha sido así — , la unidad familiar y la permanencia de la pareja. Incluso, cuando se presentan conflictos, el Señor desea que lleguemos a un punto de entendimiento.
El apóstol Pablo anticipó que en la relación de pareja, naturalmente surgirían desavenencias: "Sin embargo, los que se casen en este tiempo tendrán problemas, y estoy tratando de evitárselos.” (1 Corintios 7:28 b - NTV )
No obstante lo anterior, ¿está bien que evitemos casarnos? Por supuesto que no. Si estamos llamados al matrimonio, y Dios nos confirma ese paso, debemos avanzar en esa dirección.
Ahora, si Dios sabía de antemano que podrían surgir dificultades, ¿qué papel juega Él en todo el proceso? Sin duda el más importante: ayudarnos a encontrar soluciones. El asunto es sencillo: Hay salida al laberinto. ¿De qué manera? Involucrando al Señor en nuestra relación de hogar.
Es tiempo de hacer un alto en el camino e involucrar al Supremo Hacedor en la relación de pareja, en la relación con los hijos, y por supuesto, en el manejo de los conflictos intrafamiliares.
Si aún no ha recibido a Jesús como su Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga. Podemos asegurarle que no se arrepentirá. Con Cristo en nuestro corazón emprendemos el crecimiento personal y espiritual que siempre hemos anhelado. ¡Ábrale hoy las puertas de su corazón a Cristo! Es la mejor decisión que jamás podamos tomar…
4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a.- ¿Alguna vez pensó que sus problemas a nivel matrimoniales no tenían solución?
b.- En medio de la crisis a nivel de pareja, ¿pensó alguna vez que el divorcio era la única solución?
c.- ¿Qué le llevó a pensar distinto, o acaso es fruto de un divorcio?
d.- ¿Qué enseña a su relación de pareja el pasaje bíblico de Génesis 2:22-24? ¿Qué cambios imprimiría en su relación de pareja, a partir de esa lectura Escritural?
e.- ¿Qué anticipó el apóstol Pablo que podría ocurrir con la relación de pareja (1 Corintios 7:28 b), y al mismo tiempo, qué aprendemos de ese texto Escritural?
f.- ¿Qué aprendemos en cuanto a los mandamientos de Dios y la relación de familiar (Salmos 19:8-11)?
Publicado en: Devocionales Diarios
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