Dar la vida por salvar la salvación de muchos
1.- Lectura Bíblica: Juan 1: 12, 13.
2.- Versículo para memorizar:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.” (Juan 3: 16 | RV 60)
3.- Reflexión en la Palabra de Dios:
Hace pocos días y por esas circunstancias fortuitas de la vida, ingresaron a mi padre por urgencias a una clínica de la ciudad de Cali.
Algo inesperado, en plena pandemia, cuando es apenas previsible que hospitales y entidades de salud pueden convertirse en focos de contagio.
Por doquiera se escuchaban aparatos electrónicos, los médicos, enfermeras y auxiliares iban de un lugar a otro afanados, atendiendo pacientes, y se percibía en el ambiente un penetrante olor a medicamentos.
Esa situación me llevó a reflexionar en lo siguiente:- En esa situación, ¿debería caer en el desespero? Por supuesto que no—reflexioné--; si profeso confianza en Dios, debo poner en práctica lo que enseño.
- ¿Cuántas personas a mi alrededor—medité--, se están arriesgando por salvar a otros?
—¿Y dónde dejan el temor en medio de estas circunstancias?
— Tengo temor— confesó —. ¿Quién no? Sin embargo, hay tantas vidas que salvar…
Morir por salvar vidas. Piense en estas cuatro palabras. Es un pensamiento que ronda mi cabeza y, sin duda, la de ustedes también.
Dios se hizo hombre en Jesús para morir en la cruz y traernos salvación, la limpieza de los pecados.
De no hacerlo, millares de personas seguirían destinadas a la condenación.
En Juan 3:16, leemos:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.”
Otro texto maravilloso es Juan 1: 12, 13:
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”
Gracias a Jesús somos salvos. En el calvario, nos perdonó e hizo libres por siempre. Gracias a su obra redentora, no estaremos por siempre en el infierno. No nos obliga. Es una decisión que debemos tomar hoy.
Si no ha recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga y emprenda el maravilloso viaje hacia el crecimiento personal, espiritual y familiar.
4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a.- ¿Valoro la obra redentora de Jesús en la cruz para mi vida y la de los seres a quienes amo?
b.- ¿Qué es lo más maravilloso que resaltaría de la obra redentora del Señor Jesús en la cruz?
c.- En la última semana, ¿a cuántas personas les he hablado de la obra redentora de Cristo?
Me fijo hoy la meta de valorar y dimensionar lo hizo mi amado Salvador en la cruz por mi y por la humanidad.
Publicado en: Devocionales Diarios
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